DIA 2. ACERCÁNDONOS A ÉL

“19 Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo; 21 y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. 22 Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”.

Hebreos 10:19-22 (NVI)

Alguien dijo: Si usted cree que Dios está lejos de usted… ¿adivine quién fue el que se separó?

¿Qué le impide acercarse a Dios? Muchas veces las situaciones difíciles de la vida nos tienden a tomar dos decisiones: Quejarnos o Agradecer a Dios.

Y creo que lo más fácil es quejarnos. Te has preguntado en algún momento dentro de esa situación difícil y complicada una de estas preguntas:

¿Porqué es tan dura la vida?
¿Porqué me tuvo que pasar esto a mí?
¿Porqué este problema parece no tener fin?
¿Porqué a mí?
Si es así, entonces no estamos siendo agradecidos con Dios, porque estamos quejándonos por las cosas. Recordemos las palabras del apóstol Pablo:

1ª Timoteo 6:8 (NVI)
“Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso”.

Otros elementos que nos pueden hacer que nos alejemos de Dios.

La familia: A veces la familia se convierte en un obstáculo para seguir al Señor.
Juan 14:26 (NVI)
“«Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo”.

El costo de ser un discípulo es que Jesús siempre debe ser la prioridad. Si eso significa que debemos separarnos de los demás, entonces eso es lo que tenemos que hacer.

Los amigos y la familia pueden tratar de convencernos de que algo “no es tan malo”, o qué podemos hacer algo que sabemos en nuestro corazón que sería un error para nosotros como discípulos. Cuando eso sucede, tenemos que poner nuestro discipulado por encima de todo. Tenemos que ser firmes y saber claramente dónde estamos y no permitirnos ser influenciados por ellos.

Cuando Dios puso en mi corazón ir a un seminario, el primero que se interpuso fue mi papá (sí, aunque usted no lo crea) y después mis hermanos, Yo había terminado mi carrera de Ingeniería Química Industrial y Dios cerró las puertas para que trabajara en la industria, pero abrió otra puerta más increíble, ser un Pastor. Y ahora no lo cambio por nada.

El Trabajo: En aras de cumplir con el rol de proveedor para el hogar, muchos hermanos y hermanas también, pierden lo mejor de la vida: los hijos cuando van creciendo, los cumpleaños del ser amado, los logros y triunfos que se deben de festejar, las graduaciones, etc. Y por tanto trabajar se olvidan de lo más importante. Cuanta razón tenía el apóstol Pablo al escribir lo siguiente:
1ª Timoteo 6:7, 9 
“7 Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. 9 Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción”.

Nuestro orgullo: El orgullo nos lleva a preguntar: ¿Porqué no tengo otra alternativa que aceptar esto? Nos cuesta aceptar las cosas que el tiene preparado para sus hijos.

Séneca dijo: Quién es esclavo de su cuerpo, no es verdaderamente libre!

Sergio Guevara
Pastor del Campus Lomas Verdes.
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