DIA 3. JESÚS, EL REY DE GLORIA

“¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor, el fuerte y valiente, el Señor, el valiente guerrero.”
Salmo 24:8 NVI
Hoy meditaremos en el Salmo 24, aquí tenemos el retrato de Cristo glorificado, ya no en debilidad humana, sino en poder y esplendor. Consideremos algo importante, el Jesús que retrata la tradición, las imágenes o esculturas religiosas y todo el arte sacro, incluso las películas, no es el mismo que veremos venir por segunda vez. El apóstol Pablo lo explica, “Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así.” (2 Co. 5:16 RVC) Vino por vez primera como siervo sufriente, pero volverá como el Rey de la gloria. Él no se quedó en la cruz, sino fue resucitado y luego glorificado, y hoy Vive y reina a la diestra de Dios.  

Cuando David escribe, “del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan” (vs. 1), para la cosmovisión judía no era extraño pensar en Dios como el Rey, y aunque durante los primeros 1000 años en la historia de la nación no existió rey en Israel, la asociación más directa que tenía el pueblo era el título “Adonay” exclusivo para Dios, era el Nombre más usado para aludir su absoluto poder, su absoluto dominio y Señorío. Así como en toda monarquía, la máximo autoridad era el rey, así el judío reconocía a Dios como Creador (autor) y Gobernante (autoridad).

El Salmo es un canto de alabanza, y lanza dos veces la pregunta “¿Quién es este Rey de la gloria? (Vs. 8 y 10) Un día, todos tendremos que responder esta pregunta delante de Dios.
Para conocer a qué rey se refiere y el tiempo en que sucedería esto, nos ayudaremos de la profecía bíblica. El autor del salmo escribió esto cuando el Arca del Pacto fue trasladada a su nuevo lugar en Jerusalén, este fue un gran día de fiesta, pues el arca representaba la presencia de Dios, por eso la alabanza dice “Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.” (vs. 7 NVI) Pero también se refiere a una persona profetizada como descendiente de David, que tendría un reino sin fin (2 Sam. 7:12-16), aquél que entró triunfante a Jerusalen montado en un asno, aquél que testificó “Mi reino no es de este mundo” (Jn. 18:36), y el mismo que recibió su acusación por escrito, clavada en la cruz: “Este es JESÚS, el Rey de los judíos.” (Mt. 27:37)

¡Quién honraría a un rey humillado y herido! ¡Quién se postraría ante un hombre sentenciado a muerte! Esto ayuda a responder que este evento aún no ha sucedido, sino que Cristo regresará a juzgar la tierra y reinará durante mil años sobre las naciones (Ap. 20:6). Y esto es necesario para que se cumpla la preciosa Promesa “para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil. 2:10-11) Amigo que me lees, ¿has creído que Jesús es Adonay? ¿Has entendido que el Dios eterno se hizo hombre y vino para establecer su gobierno, comenzando en nuestro propio corazón? ¿Puedes afirmar que Jesucristo es Rey sobre todos los reyes, y Señor sobre todos los señores? Si es así, ¡alégrate conmigo pues el Rey YA viene!
“Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.” Salmo 24:9 NVI

En el amor de Cristo.

Shajid Ochoa
Pastor Lider de Campus PIB Satélite.
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