DIA 3. BUSCA AGRADAR A DIOS NO A LAS PERSONAS

Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice el Señor omnipotente”.  Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta.  Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado. 7 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras.
Ezequiel 2:4
Una de las necesidades básicas del ser humano es la pertenencia, por eso no debería sorprendernos cuando alguien que está necesitado de aceptación llegue a hacer cosas que podrían poner en peligro hasta su propia vida.

Probablemente has escuchado historias de personas adictas a alguna droga, sea “leve” como el tabaco o fuerte como la cocaína, muchas de las historias de adicciones comenzaron con un joven que buscaba pertenencia, y que por temor a ser excluido de su círculo de amistades decidió aceptar probar lo que le ofrecían después de haber sido presionado.

Sin embargo, el anhelo por pertenecer no solo es tentación en la juventud y con las amistades equivocadas, la realidad es que en cualquier etapa de nuestra vida podemos ser tentados a “vivir para los demás” a buscar agradar a todos siempre.

El riesgo de vivir para agradar a los demás es que podríamos alejarnos del propósito que Dios tiene para nosotros, en este caso a Ezequiel le tocaba predicar a un pueblo necio, esto implicaba que después de cada predicación en lugar de llevarse los aplausos de la gente, probablemente se llevara unos cuantos jitomatazos junto con toda variedad de insultos.
Sin embargo, el propósito de Ezequiel era predicar la verdad para que hubiera salvación para los que decidieran escuchar, si Ezequiel se hubiera inclinado por decir lo que la gente quería escuchar probablemente no se hubiera salvado nadie del castigo, y hoy no existiría el pueblo de Israel, o seguramente Dios hubiera levantado a otro profeta y no estaríamos hablando de Ezequiel hoy día.

Como Ezequiel, aprendamos a vivir para el público de un solo espectador: Dios.


Antonio Nistal
Pastor de Jovenes Link
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